Diferentes
periodistas dan su punto de vista sobre cómo y por qué ha ido a parar el
periodismo de hoy en día a ocupar una posición muy parecida con los políticos,
empresarios, banqueros… respecto a la opinión pública.
Muchos de
estos periodistas afirman que las tertulias deportivas, políticas y del corazón,
forman parte de un periodismo barato, en el cual un medio llega a ahorrarse
unos costes, pero que más adelante salen caros. Se preguntan cómo hemos podido
llegar a asistir a ruedas de prensa en las que no se permiten preguntas (un
hecho contradictorio en sí) que desde algunas plataformas animan a que los
profesionales no acudan a ellas, que desde mi punto de vista tienen muy poco
respeto hacía la labor periodística por parte de los políticos que lo permiten;
y plantean un ejercicio de autocrítica para los propios profesionales de los
medios.
Proponen
que para la mejora de la opinión pública y de la propia labor en sí, dar paso a
los nuevos para ‘refrescar’, como defiende Ramón Lobo “la única manera de remontar es airear la
casa y dejar que entre aire fresco, como le sucede a la política”. Buscan la alternativa de las
nuevas tecnologías para realzar el trabajo periodístico, aprovechando las
oportunidades que pueden plantear los nuevos formatos, Internet, etc. a este
trabajo, ya que el papel no es el único recurso con el que poder informarse.
Muchos han
decidido formar parte en algunas campañas publicitarias porque creen que eso
puede valorar más al periodista, y a su vez, dando fiabilidad al producto. Pero
“un medio de comunicación no es un sitio para poner propaganda” como dice Ramón
Lobo. Y es que, como ya hemos dicho, la valoración de la ciudadanía del trabajo
de un periodista está muy paralela a la de un político, que francamente no es
nada buena.
Además,
no solo mandan un ‘pequeño toque’ a los periodistas, sino que también quieren
responsabilizar a los dueños de esos medios de comunicación para que sus
contenidos sean “planteamientos éticos y deontológicos”.
Y es
que muchos se quejan de la situación actual del periodismo, pero de momento no ha
habido un acto en el que se nos reconozca que nuestro (futuro, en mi caso) trabajo
tiene unos derechos y unas responsabilidades por cumplir, que en muchas
ocasiones no nos dejan vía libre para desempeñar nuestra labor. Y este artículo
representa la opinión que los propios periodistas tienen de su situación
actual.
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