El nombre de uno de los empresarios que mejor ha sabido llevar la conocida Marca España al extranjero se ha atrevido a romper una lanza, por algo tan sencillo y natural como el propio ser humano: la vejez. Un periodo que siempre ha estado relegado al último puesto de la lista del mercado. Pero las cosas han cambiado.
La nueva sociedad implica una adaptación constante. Nuevas ideas, nuevos rostros conocidos, nuevas maneras de relacionarse, nuevas rutinas... y, por qué no, una reinvención de las edades. Eso de que la tercera edad es lo que quedó de una generación pasada y que son solo los jóvenes los que proponen los sistemas de evolución y consumo es ya una mentira que se conoce más y que se entiende mejor.
Muestra de ello no son solo las campañas que la marca Adolfo Dominguez ha lanzado esta última temporada, con personas mayores, retratos en blanco y negro, sus básicos de armario (bajo la firma del diseñador) y su lema Sé más viejo. No es solo un cambio de rumbo dentro de la industria de la moda, sino que esto viene precedido de una reflexión de nuestra propia existencia: la sabiduría no tiene por qué reñir con la calidad y las últimas novedades.
Buena cuenta de ello lo tienen las nuevas terapias ancestrales (y sobre todo asiáticas) que nos llegan, donde se han estado practicando durante milenios y que han servido para mantener un nivel de vida mucho más sano. Todo ello frente al caos y la rapidez con la que se mueve el mundo contemporáneo. Una manera más de exigir a la sociedad que frene durante unos segundos, respire profundo, piense con cautela y siga con su vida sin tanto estrés.
También hemos tenido que tirar de los remedios caseros para curarnos. Ahora la medicina debe basarse en un conocimiento natural y menos químico, ya sea en medicina tradicional o como cosmética. No nos conformamos con fórmulas infalibles, sino que buscamos un respeto con nuestro ser desde dentro. Al igual que con la comida, cada vez con menos aditivos y con una calidad nutritiva que parece que nos inculquen desde niños, dado el conocimiento que aparenta tener todo el mundo.
Pese a ello, no descartamos del todo la tecnología. Por eso es cada vez más habitual que una persona mayor que tú pasee por la calle con el último modelo en telefonía móvil. Y no solo eso, sino que lo domine a la perfección. Así que, tal vez, la 'tercera edad' sí que trae consigo el conocimiento que tanto se le ha atribuido.
Hay una adaptación constante, unos cambio muy rápidos que a veces nos pillar con la boca abierta porque no nos ha dado tiempo de asimilar los cambios anteriores a los que esa nueva invención ha desbancado. Y los jóvenes ya no copan los medios ni las estrategias comerciales. Siguen siendo mayoría, pero eso no quita que la arruga sea realmente bella, nos llame la atención y aplaudamos el nuevo horizonte que se está abriendo poco a poco. Porque esto viene de la mano con una belleza natural, sin retoques ni vergüenzas.
Llegados a este punto, me gustaría terminar de enlazar esta cita con la que titulaba el post junto a la nueva noticia que ha puesto patas arriba la manera de hacer televisión: el canal Cuatro eliminará a partir de febrero sus informativos. Las críticas ya han llovido sobre esta decisión, porque (sí) es una manera de garantizar el derecho que tenemos todos los ciudadanos a informarnos.
Pero, ¿no habíamos dicho que estábamos en constante movimiento? Que las cosas cambian, se transforman y (algunas de ellas) mejoran. Que hay cosas que van y vienen, muchos de ellas son ciclos de moda incomprensibles, pero tienen una perdurabilidad en el tiempo, se mueven, avanzan, crecen, maduran... Como las personas mismas.
No garantizo el éxito inmediato del canal con esta reestructuración, pero lo que sí es seguro es que nos vamos a seguir informando por otros medios, porque, seamos sinceros, la tele está de fondo y ya nadie le presta la atención debida. Además, las fórmulas que se siguen son antiguas y poco adaptadas a la realidad cotidiana de hoy. Cuenten lo que nos cuenten, la sociedad cambia; y la manera de informarse también.
La nueva sociedad implica una adaptación constante. Nuevas ideas, nuevos rostros conocidos, nuevas maneras de relacionarse, nuevas rutinas... y, por qué no, una reinvención de las edades. Eso de que la tercera edad es lo que quedó de una generación pasada y que son solo los jóvenes los que proponen los sistemas de evolución y consumo es ya una mentira que se conoce más y que se entiende mejor.
Muestra de ello no son solo las campañas que la marca Adolfo Dominguez ha lanzado esta última temporada, con personas mayores, retratos en blanco y negro, sus básicos de armario (bajo la firma del diseñador) y su lema Sé más viejo. No es solo un cambio de rumbo dentro de la industria de la moda, sino que esto viene precedido de una reflexión de nuestra propia existencia: la sabiduría no tiene por qué reñir con la calidad y las últimas novedades.
Buena cuenta de ello lo tienen las nuevas terapias ancestrales (y sobre todo asiáticas) que nos llegan, donde se han estado practicando durante milenios y que han servido para mantener un nivel de vida mucho más sano. Todo ello frente al caos y la rapidez con la que se mueve el mundo contemporáneo. Una manera más de exigir a la sociedad que frene durante unos segundos, respire profundo, piense con cautela y siga con su vida sin tanto estrés.
"Buscamos un respeto
con nuestro ser
desde dentro"
También hemos tenido que tirar de los remedios caseros para curarnos. Ahora la medicina debe basarse en un conocimiento natural y menos químico, ya sea en medicina tradicional o como cosmética. No nos conformamos con fórmulas infalibles, sino que buscamos un respeto con nuestro ser desde dentro. Al igual que con la comida, cada vez con menos aditivos y con una calidad nutritiva que parece que nos inculquen desde niños, dado el conocimiento que aparenta tener todo el mundo.
Pese a ello, no descartamos del todo la tecnología. Por eso es cada vez más habitual que una persona mayor que tú pasee por la calle con el último modelo en telefonía móvil. Y no solo eso, sino que lo domine a la perfección. Así que, tal vez, la 'tercera edad' sí que trae consigo el conocimiento que tanto se le ha atribuido.
Hay una adaptación constante, unos cambio muy rápidos que a veces nos pillar con la boca abierta porque no nos ha dado tiempo de asimilar los cambios anteriores a los que esa nueva invención ha desbancado. Y los jóvenes ya no copan los medios ni las estrategias comerciales. Siguen siendo mayoría, pero eso no quita que la arruga sea realmente bella, nos llame la atención y aplaudamos el nuevo horizonte que se está abriendo poco a poco. Porque esto viene de la mano con una belleza natural, sin retoques ni vergüenzas.
"La sociedad cambia;
y la manera de informarse
también"
Llegados a este punto, me gustaría terminar de enlazar esta cita con la que titulaba el post junto a la nueva noticia que ha puesto patas arriba la manera de hacer televisión: el canal Cuatro eliminará a partir de febrero sus informativos. Las críticas ya han llovido sobre esta decisión, porque (sí) es una manera de garantizar el derecho que tenemos todos los ciudadanos a informarnos.
Pero, ¿no habíamos dicho que estábamos en constante movimiento? Que las cosas cambian, se transforman y (algunas de ellas) mejoran. Que hay cosas que van y vienen, muchos de ellas son ciclos de moda incomprensibles, pero tienen una perdurabilidad en el tiempo, se mueven, avanzan, crecen, maduran... Como las personas mismas.
No garantizo el éxito inmediato del canal con esta reestructuración, pero lo que sí es seguro es que nos vamos a seguir informando por otros medios, porque, seamos sinceros, la tele está de fondo y ya nadie le presta la atención debida. Además, las fórmulas que se siguen son antiguas y poco adaptadas a la realidad cotidiana de hoy. Cuenten lo que nos cuenten, la sociedad cambia; y la manera de informarse también.
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