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Objetivos para el 2018

Al igual que muchos de mis proyectos personales, el blog ha estado parado durante bastante tiempo. Durante estas semanas, que se han acabado convirtiendo en meses, he podido darme cuenta de que el periodismo que se conoce como tal, ese que aparece diariamente en la televisión, los periódicos o las radios es cada vez más decadente. No es que los profesionales no hagan su trabajo adecuadamente, que ellos sabrán más que yo, pero sí que se nota la falta de objetividad y el total posicionamiento de unas empresas y otras.



Esto es solo el principio de otra crisis de la profesión, aunque lo único que han pretendido con estos hechos es sacar más partido y crear una opinión en base a sus propias expectativas y las ideas que los dominantes de la información han pretendido. No busco dar lecciones de trabajo ni una solución directa a los problemas que se están (volviendo) a ver dentro del periodismo. Lo que sí me gustaría es recordar, aunque solo sea a unos pocos, la importancia de esta profesión y la obligación que tenemos todos, tanto los que informan como los que buscan informarse, de tratar de manera adecuada todas y cada una de las noticias que nos llegan.

No está de más analizar cada cosa que nos dicen, ir más allá de una simple opinión que podría darnos más datos o querer informarse solo mediante el mismo medio de comunicación o de aquellos que forman parte de una misma empresa. Hay que ir picoteando un poco de aquí y de allí hasta conseguir llegar a la esencia misma de la noticia, a los datos verdaderos y a que no nos obstruyan la vista solo con aquello que nos quieren hacer conocer. Porque siempre habrá cosas que no se mencionen u otras muchas que no se digan como tocan. 

Aunque pueda parecer que solo me refiero a las noticias de los últimos días, esas que han copado todas las portadas y cabeceras de los medios sobre la situación política en Cataluña, pero eso es solo un ejemplo más de la situación actual. Durante todo el transcurso del 2017 se han dejado de lado muchas cosas que, por limitación de tiempo o por temas de audiencia, no han querido sacar a la luz. Son noticias a las que hay que recurrir a medios especializados y que estos mantengan la objetividad de las noticias, porque tampoco sirve de nada irse a los títulos que son partidarios de una posición o de otra. 

La ecología, el deporte minoritario o femenino, la cultura menos popular o de masas, la cocina... Todos estos temas no han tenido más que unas pocas pinceladas en algunos de los grandes medios, cosa que pueden estar interesando a miles de personas. Pero estas resultan no ser suficientes para una ganancia que el fútbol, la controversia política, las pullitas entre los partidarios de unos frente a los contrarios o las manifestaciones vistas solo desde una de las perspectivas pueden compensar. 

"Que no se pierda 
la verdadera función 
de una profesión 
maravillosa"

Pero lo cierto es que, todo lo mencionado, no quita que se esté perdiendo calidad informativa, por mucho que se mire o se quiera seguir una determinada ideología o posicionamiento por gusto. También hay que mirar al contrario, para ver cuál es su postura o cómo lo enfocan. 

Aunque lo mejor sería no tener que hacer esto y seleccionar solo los medios de comunicación que realmente estén realizando una labor de calidad y que sean conscientes de lo que se está diciendo, a quién puede afectar y que sepan respetar la opinión de los demás teniendo cabida todo tipo de pensamiento. Porque lo de meter en una misma tertulia a un cabeza de turco contrario a tus ideas no es válido. 

Con todo ello, los objetivos que propondría para este próximo año 2018 es la de ser un poco más sensatos, intentar informarnos de verdad e informar con calidad. No seguir creando dos bandos, o tres; sino hacer que todos podamos saber realmente lo que está pasando, que lo que nos cuentan no es otra mentira más o una verdad a medias, y que no se pierda todavía más la verdadera función de una profesión que puede ser maravillosa. 

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