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Un discurso con premio

Este año ha empezado con fuerza. Si despedíamos el 2017 con voces femeninas muy poderosas y con ganas de conseguir una mejor calidad de vida a través de la igualdad, este 2018 se presenta con mucho más poder que el anterior. En parte es debido a la polifacética Oprah Winfrey. Periodista, presentadora, actriz, crítica de literatura, productora y empresaria son solo los calificativos para introducirla en el mundo laboral. Pero activista, feminista o luchadora son los otros adjetivos con los que más se le conocen. 

Foto: ElPaís

En la entrega de los Golden Globes, al cual acudió para recoger en persona el galardón Cecile B. DeMille a su trayectoria cinematográfica, su discurso dio mucho que hablar. Tanto es así que, más de una semana después ella sigue siendo la protagonista de la gran mayoría de las discusiones. Haciendo uso de su posición como influencia mundial y frente a millones de espectadores que seguían la gala desde distintos puntos del globo, ella ofreció la que fue sin duda la mejor parte de la noche. 

Haciendo hincapié en los continuos escándalos que han ido surgiendo con fuerza durante las últimas semanas, los abusos de poder masculinos (tanto físicos como psicológicos) en la industria del cine son los que indujeron a realizar un acto en común con los asistentes: vestir de negro en repulsa a los actos cometidos por algunos de sus colegas de profesión. Pero ella no solo se quedó ahí, sino que aprovechó al máximo su momento de gloria. 

En un espacio de tiempo que casi alcanzó los 10 minutos sobre el escenario ante un micrófono, Oprah Winfrey nos transportó a su niñez más humilde en Misisipi e hizo un ejercicio de responsabilidad para con los jóvenes. Este consistía en involucrar a sus compañeros de profesión en intentar mejorar la situación actual y en cambiar a mejor el futuro, porque ellos son la inspiración de muchas otras personas. 

Tampoco perdió el tiempo en andarse por las ramas, sino que aprovechó cada segundo (con sus pausas incluidas para los aplausos y la reflexión de los oyentes en la sala), ofreciendo además ejemplos de sucesos para la historia: buenos, como en el caso de Sidney Poitier al ser el primer afroamericano en ganar y un Globo de Oro; y malos en el caso de agresión sexual de Racy Taylor. Todo ello le sirvió para que sus líneas cobraran mayor fuerza y llegara a más gente. Porque cuando Oprah habla, todos callan y se identifican con cada una de sus palabras. 

Por lo tanto, por lo que respecta a la parte periodística de este blog, el discurso de la periodista fue impecable. Al tratarse de un acto público en el que muchos estarían pendientes de los agradecimientos (últimamente siempre cargados de mensajes claros para la sociedad), Winfrey alcanzó la meta que quería conseguir con su discurso: llegar al alma misma de las personas que allí se encontraban y de los que estuvieran visualizando la gala en directo. Su mensaje fue tan claro que, incluso antes de terminar la entrega de premios, el vídeo de su momento de gloria ya se hizo viral. 

La fuerza y el magnetismo que Oprah Winfrey tiene es el que muchos profesionales querrían poseer. Pero, eso sí, no debemos confundir que su discurso fue en una entrega de premios, donde cada vez existen menos trabas a la hora de hablar y expresarse. Además, a ella no se le podría entender sin su lado más reivindicativo, porque dejaría de ser la Oprah Winfrey que todos conocemos. 

Por eso, es importante aprovechar estos momentos ant un escenario, pero no dejarnos llevar por nuestras emociones cuando tratamos con la información. Y esto lo digo por algunas publicaciones en las que, debido al impacto de su discurso, aplicaron cierta libertad de expresión que se sale un poco de las líneas de lo que se consideraría como un buen periodismo. Aunque, está claro, la ocasión incitaba a posicionarse y a decantarse por una alabanza a la periodista y presentadora, a su carrera y a su poder de influencia. 




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